Pastoral del Alivio

¿Qué es la Pastoral del alivio?

La Iglesia, que es una prolongación de la acción salvadora de Jesús, quiere hacer presente en el mundo la acción sanante y salvadora que comenzó con Él y en Él, para que todas las personas tengan vida y la tengan en abundancia (Jn 10,10)

La Pastoral del Alivio se concibe como una consecuencia de vivir la Iglesia, es decir, como expresión de la vida de la comunidad, integrada a su vez por todas las personas en sus distintas situaciones vitales.

Partiendo de esta experiencia decimos que la finalidad de la Pastoral del Alivio es impulsar la propia vida de la comunidad y estar al servicio de aquellos que por diversas causas están sufriendo.

Bendición de los que sufren con el signo del "poncho-reliquia" de Brochero.

¿Qué es una reliquia?

Como gesto de alivio y protección y como pueblo que es devoto del Santo Cura Brochero, hemos realizado este gesto de colocar nuestros ponchos en contacto con las reliquias del padre Brochero que están custodiadas en nuestro Santuario. Queremos vivir desde la Pastoral del alivio éste signo misionero de tener en nuestros hogares y llevar a los enfermos el poncho-reliquia.

Al poseer el poncho no puede permitirse lugar a superstición, ni magia, ni puede ser usado a modo de amuleto. El poncho nos ha de mover a la piedad y a la misión, a orar con más fervor como lo desea el Santo Cura Brochero. Como fruto de su canonización queremos vivir este gesto misionero, es decir llevarlo a las familias, enfermos o hermanos en dificultad para que juntos elevemos al Señor nuestra oración confiada por todos y así experimentar consuelo y fuerza.

Algunas nociones sobre las reliquias

RELIQUIA: Del latín: reliquia, que significa restos. Las reliquias de los Santos son los restos del cuerpo o de vestimenta de un “Santo”, es alguien que vivió el Mensaje Evangélico y se jugó la vida de manera heroica, por Jesús.

Es un objeto asociado a un santo (o con una persona considerada santa pero aún no canonizada en el caso de los beatos). Las reliquias representan a la persona con la que está asociada. Recordemos la mujer enferma que acudió a Jesús y tocó su manto: si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.»  (Marcos 5,27-29). Ella no tocó el manto por el valor mismo del manto sino por Quien lo usaba: Jesús. De la misma forma, tocamos las reliquias y las veneramos no por ellas mismas sino por el santo al que representan.

Dice San Agustín (siglo V) en su libro La Ciudad de Dios dice: “Está claro que quien tiene afecto por alguien venera lo que queda de esa persona tras su muerte, no sólo su cuerpo sino partes de él e incluso cosas externas, como sus ropas. Entonces, en memoria de ellos [los santos] debemos de honrar sus reliquias, principalmente sus cuerpos, que eran templos del Espíritu Santo”.

Dios puede concedernos milagros por intercesión de los santos, pero también es importante acercarnos a ellos para inspirarnos en sus vidas e imitarlos con el deseo de también nosotros vivir en santidad y llegar al cielo: “Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, a la ciudad de Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a miríadas de ángeles, reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos, y a Dios, juez universal, y a los espíritus de los justos llegados ya a su consumación”. -Hebreos 12, 22-23

Las reliquias pueden ser de tres grados:

1° Grado: Un fragmento del cuerpo del santo. 

2° Grado: Un fragmento de su ropa o de algo que el santo usaba durante su vida (rosario, biblia, cruz, breviario, etc) También objetos asociados con el sufrimiento de un mártir.

3° Grado: Cualquier objeto que ha sido unido a una reliquia de primer grado o al relicario de un santo (urna).

Las reliquias en la Biblia

Eliseo recibe de Elías el manto con el cual hace milagros (Cf. II Reyes 2, 9-14). Un muerto resucita al tocar los huesos de Eliseo: «Estaban unos sepultando un hombre cuando vieron la banda y, arrojando al hombre en el sepulcro de Eliseo, se fueron. Tocó el hombre los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso en pie.» II Reyes 13,21. «Dios obraba por medio de Pablo milagros no comunes, de forma que bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o lienzos que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos». (Hechos 19,11-12). En estos tres casos las reliquias de hombres santos fueron instrumentos para obrar milagros. Jesús prometió a los Apóstoles que harían milagros. Dios puede utilizar las cosas naturales de forma sobrenatural. Cf. Tb. 11, 7-15. No sólo reliquias sino que hasta la sombra de Pedro curaba a los enfermos (Hechos 5,15). Dos versículos después vemos que los fariseos llenos de envidia ante los milagros se opusieron a estas prácticas.

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