Brochero: caminaba lento y tranquilo entre los pobres y su Casa de Ejercicios.

SB2024-5

En la tarde del 26 de Enero 2024 se celebró la Santa Misa Central en la Plaza Centenario de Villa Cura Brochero presidida por nuestro Obispo Diocesano Mons. Ricardo Araya. Una plaza colmada de peregrinos, turistas y fieles que vienen siempre a venerar al Santo Cura Brochero. Hace 110 años moría y partía a la Gloria de Dios quien el Religiosidad del serrano y de muchos que lo fueron reconociendo como Santo, a lo largo de 62 años de «Semanas Brocherianas» fueron pidieron su pronta Canonización. 

Se reunieron autoridades locales y de otros lugares, sacerdotes, seminaristas, religiosos y religiosas, Instituciones y familia gaucha devota a través de cabalgatas y caminatas que siempre le rinden homenaje al Santo Cura Brochero. 

Obispos que concelebraron la Santa Misa: Cardenal y Arzobispo de Córdoba Mons. Angel Rossi; Mons. Sergio Buenanueva, Obispo de San Francisco; Mons Marcelo Cuenca, Obispo Emerito de Alto Valle (Río Negro); Mons. Claudio Castricone, Obispo de Orán (Salta)y Mons. Carlos Ñañez, Arzobispo Emerito de Córdoba. 

Luego de la Santa Misa Agrupaciones Gauchas y su familia, el canto folklorico y popular se dieron cita en el escenario ubicado en la misma Plaza Centenario para brindar su homenaje al Santo Cura Brochero. 

Homilía completa de Mons. Ricardo Araya:

La Diócesis de Cruz del Eje está celebrando 60 años de vida, y pedimos no perder las huellas que dejo Brochero. Al Evangelio se lo guarda sí lo practica, las huellas que dejo Brochero se las guarda sí se andan por ellas.

Esta plaza, estas veredas “vieron” caminar lento al P Brochero en sus últimos años. Aquí nos reunimos para celebrar la Misa, esto es, para hacer memoria, para agradecer, para gritar nuestra esperanza. Nuestra esperanza está en el auxilio de Dios, la intercesión de los Santos y en las obras de los hombres y mujeres de buena voluntad.

Uno de los testigos en la causa de beatificación decía: “Lo he visto pasear por el pueblo con su lazarillo Victorio… Ya estaba muy viejito…El Señor Brochero me inspiraba gran respeto y veneración. En general lo querían todos… Hacían hincapié en lo caritativo que había sido; contaban que salía después de la Misa a llevar un poco de yerba y azúcar a los ranchos más pobres”

Caminaba despacito ya cansado por la vejez y la enfermedad el P Brochero, por la vereda de esta Casa de Ejercicios. Esta construcción era enorme para esa época. Y como dejó escrito el P Brochero, esta casa había sido hecha con la ofrenda de la gente, sin ayuda del gobierno provincial, ni nacional.

 

Quizás el último mensaje que nos dejó Brochero caminando por esta plaza es que había aprendido que su salvación, la que buscaba en los ejercicios espirituales, estaba estrechamente ligada a la suerte los pobres.

A los pobres había visitado, catequizado, acompañado espiritualmente. Como Jesús había comido y bebido con ellos. Les había ayudado a sentirse amigos de Dios, les había enseñado a mirar la cruz y a pedir perdón. Habían espiritualmente sentido que Cristo muerto en la cruz ahora estaba vivo, y los miraba y abrazaba con la fuerza de su Espíritu…

A los más pobres y enfermos los había socorrido con los sacramentos, y también los había cuidado en sus necesidades básicas; les llevaba la comunión, pero a veces se daba cuenta que lo llamaban a ver al enfermo porque lo que necesitaban en realidad eran unos pesos…. Y Brochero sabía que las circunstancias por las que pasa una persona indican cuál es la primera obra de misericordia que ha de practicarse (“primero vivir, después filosofar”)

Así vivió y así lo dejó escrito en tres últimas cartas antes de morir.

Según cuenta el P Aznar cuando el Señor Brochero se cruzaba acá en la plaza con un mendigo, le decía al lazarillo el niño Victorio Palacio: “chango, dale unas chirolas al amigo

Caminaba por aquí desde la casa de Aurora hasta la Capilla de la casa de ejercicios. El Señor Brochero que sabía de galopes, ahora caminaba lento; visitaba algunos enfermos, pero no entraba en todas las casas porque sabía que la gente temía el contagio; los saludaba desde lejos, él que era experto en cercanías con todos.

Seguramente el cura pensaba… “todo pasa”, sólo Dios queda, solo queda su Palabra, sólo queda el amor.

Todo pasa, pero Dios le daba un tiempo para preparar el encuentro definitivo con El; y el Cura se llevaba en este último viaje, los rostros y los nombres de todos y cada uno de nosotros

Y un 26 de enero como a esta hora, Brochero se fue, hace 110 años. Se fue… pero quedó en el recuerdo de los vivos, en la memoria de la Iglesia, escondido en los huecos y quebradas de estas sierras; para seguir sirviendo a la gente. El Señor Brochero, a su modo, por gracia de Dios sigue trabajando, sigue intercediendo por los pobres, por sus reclamos y sus clamores. Ellos lo saben y por eso le rezan y le dan gracias a Dios y a la Virgen

Ojalá aprendamos todos en estos difíciles tiempos, de Brochero. Así como hace el pueblo sencillo, en nuestra Córdoba y en nuestra Patria. Ojalá sigamos su ejemplo, especialmente los dirigentes políticos, sociales y religiosos.

Ojalá aprendamos los obispos, sacerdotes, diáconos, hombres y mujeres de la vida consagrada, que nuestro “lugar en el mundo” es: estar en medio de la gente hasta el final como Brochero; alentando con la palabra y sacando del bolsillo y del corazón lo que Dios nos ha dado para que lo regalemos generosamente, sin esperar homenajes ni pedestales; porque todo pasa, y solo queda el amor. Solo queda el amor.

Facebook
Twitter
WhatsApp
Email