Capilla de Altautina

Reseña Histórica

Gracias a la donación de doña Jesús Romero y Antonio Agüero de un terreno ubicado dentro de su estancia se pudo proyectar la construcción de la capilla, colocándose la piedra fundamental el 3 de abril de 1869. Tras asumir el Curato de San Alberto, dirigió la obra el Cura Brochero.

La primera referencia a esta capilla dentro del Curato de San Pedro fue a mediados del año 1872 en que asistió al lugar el ayudante» Pbro. Facundo Bejaramo y el 27 de setiembre de 1873 bautizó en el lugar el Santo José G. Brochero. Y en sus frecuentes travesías para asistir espiritualmente a los enfermos o acercarse a sus feligreses descubrió que en la zona crecía un bosque de álamos y decidió utilizar su madera para techar la casa de ejercicios y el colegio. Entonces convocó a los vecinos para realizar una expedición al lugar y arrastrar los troncos hasta el lugar de la obra,

El paraje estaba constituido por un grupo de familias que había construido sus viviendas y la capilla al costado del camino. Un añoso algarrobo marcaba el centro de la actividad vecinal del lugar… Según cuenta la tradición oral, el Cura Brochero se sentaba a la sombra de su añosa copa para escuchar confesiones.

Además, detrás de la iglesia se había construido una rústica habitación de lajas apiladas, para reparo del Párroco cuando debía permanecer más de un día.

Ante el progresivo deterioro del templo a causa del paso de los años, en el año 1880, el Cura Brochero reconstruyó la Capilla de Altautina. Aún hoy, se puede apreciar que una de las campanas tiene la inscripción “1881”

Al subdividirse el Curato de San Alberto, a petición del Cura Brochero, este paraje no fue incluido dentro del territorio del Curato del Tránsito, razón por la cual dejó de concurrir al lugar, pasando a depender de la Parroquia de San Pedro.

Posteriormente la iglesia fue refaccionada, ampliando sus dimensiones, por lo que en el frontispicio se lee «1896». Finalmente los vecinos decidieron reducirla a una sola nave.

Fuente: Del Libro «Un largo camino evangelizador: el Obispado de Cruz del Eje» de Liliana De Denaro pag. 143.

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