La vida gozosa de la Iglesia, su liturgia y su pastoral gira en torno a la Pascua. Brochero lo anunció en su Ejercicios y lo vivió en su andar de Pastor y sacerdote santo. Mario Oscar Llanos SDB escribe en su libro «Corazón de tierra, latido de Cielo», Testamento Pastoral del Cura Brochero. pag. 132 y 133.
[Un] elemento de la visión de Cristo en Brochero es un Cristo resucitado «glorioso y triunfante el Salvador». Este aspecto se contrapone y se compensa con la acentuación del Cristo del dolor, de la cruz y del sacrificio: ‘la corona de espinas se ha convertido en diadema de gloria, las manchas de sangre se han convertido en rubíes de luz, las llagas se han convertido en galas de victoria, las burlas de los judíos en aplauso de los ángeles, las llagas arrojan resplandores y rayos de vivísima luz, arrojan hermosos arcos de paz entre Dios y el hombre… 208. Es la visión que tuvo María, consolada por el resucitado, la visión de la Magdalena, fiel amante al pie de la cruz, es el consuelo de las almas penitentes que beben, aunque más no sea que una gota de su amarga hiel.
Para el Pastor de Traslasierra, este Jesucristo triunfante es también el Jesucristo de la fe católica: el «Hijo Unigénito del Padre […] Jesús, santidad por esencia, Jesús que nos ama en extremo, Jesús que no busca sino nuestra felicidad. ¡Oh, y qué segura es esta guía! […] El conductor del Cielo». Al mismo tiempo, el Salvador glorioso y triunfante de la fe es el Jesucristo que llama, que convoca, que manda, quien «nos convida a empresas verdaderamente difíciles y arduas>> con «un llamamiento incontrastable>>.